jueves, 29 de octubre de 2009

colecciona trocitos de oro derretido.


Ángela tenía el síndrome Amélie. Yo lo llamo así, porque mientras hacía feliz a la gente buscaba al eterno él. Después lo superó.


Ahora Ángela se preocupa por ella misma, ella todos los días se despierta a las 7'30. Vuelve a poner el despertador cinco minutos más tarde y así termina los sueños que había interrumpido.

Se levanta y baja a desayunar con una camisa gigante que le acaricia los muslos. Obviamente no es suya. Me atrevería a decir que cada día es de alguien diferente. Incluso me atrevería a decir que son todos rubios. Es más, creo que Ángela se ha acostado con todos los marqueses rubios que existen en Madrid.


Ángela toda las noches, funde su cuerpo con un marqués distinto, viste el cielo con estrellas y copas de bourbon, y oye las sonrisas de sus pies cuando murmuran descalzos.

Refleja sus pupilas en un pelo dorado que huele a perfume de hombre y clava el rosa pálido de sus amaneceres en distintas camas.


A Ángela le susurran miradas distintas cada noche, es persuasiva y lo consigue. Muchas querrían ser como Ángela. Sin embargo, para ella no es para tanto.

8 comentarios:

YoMisma dijo...

Yo veo bien donde está Angela, pero tal vez no sea la forma de llegar, si eres tan romántica... Es muy dificil que eso no te afecte...

Vamos, eso creo.

Saludines,
YoMisma

R dijo...

al final el eterno él no será ninguno de los marqueses de pelo dorado ;)

Radamanthys dijo...

Me encantaria conocer a Angela.

Ayrton Vargas

La Caperucita que se enamoró del lobo. dijo...

Pobre Ángela, sale de un sindrome para enterrarse en otro de peor.
Además que no crea que ha cambiado tanto, sigue haciendo feliz a la gente mientras busca en el cuerpo de esos marqueses rubios el eterno él que lo cambia todo.

Anónimo dijo...

Ángela y muchas otras, los marqueses rubios son irresistibles :p

El Vocero dijo...

Cada marqués le quita algo, la vacía más.
Cada maruqués le ayuda a reconocer al plebeyo noble cuando llegará.

Beso

pájaro pequeño dijo...

sieeeeeempre, uno piensa que no es para tanto.

Screams in silence. dijo...

Simplemente, no hace falta dormir cada noche con uno diferente, para conocer al eterno. Nunca sabes cuando llegara, y llegara, en el momento que uno menos se espera...

¡Te quiero moon! :)

Sonríes conmigo?